viernes, junio 11

el avestruz

Él siempre fue de los que enterraban la cabeza cuando había algún problema alrededor. Allí, bajo tierra, las lombrices le sonreían con gestos velados, condescendientes. Bajo tierra no llegaba el ruido de fuera, y si no lo oía no existía.
Él era de los que se quedaban con la buena noticia y desatendían la mala, que amablemente pidieron que les fuera contada en segundo lugar.
Él no actuaba. En realidad tampoco se escondía, simplemente esquivaba todo aquello que pudiera hacerle daño. Le gustaba subir el volumen de su mp3 cuando el metro llegaba a la estación. Y le gustaba poner cara de “aquí no ha pasado nada” sin mirar para otro lado.
Una vez se compró una espada para enfrentarse al monstruo, pero descubrió, al ir a darle muerte, que ésta era de juguete.
Probó a guardar los problemas en un sobre, y echarlos al buzón con dirección conocida, pero en las tiendas de sellos no supieron ponerle precio al envío.
También pensó en jugar al escondite, pero desistió al recordar que de pequeño siempre era de los que “la quedaban”.
Así que se quedó con la táctica del avestruz, la de los ojos que no ven o del si te he visto no me acuerdo. La del olvido voluntario.
Y consiguió que los problemas no le atrapasen. Consiguió mantener un optimismo inquebrantable y una envidiable forma de desenvolverse por el mundo. Se convirtió en un intocable.
Y un buen día se dio cuenta de que los monstruos no se habían ido, sino que alimentándose de su voluntaria ignorancia crecían y se multiplicaban.
Pero él perdió la oportunidad de enfrentarlos hacía mucho tiempo y era consciente de ello, de modo que decidió proceder como mejor sabía. Se compro una máscara de sonrisa perenne, se subió al escenario en el que se interpretaba a sí mismo y ejecutó su mejor función.
Sin embargo, al terminar su actuación no escuchó aplausos ni elogios. No arrojaron rosas a sus pies, ni tampoco le lanzaron tomates. El silencio que le acogió le perturbó y, por primera vez, se escuchó a sí mismo.

3 comentarios:

  1. Si es que no hay caminos fáciles, si no diferentes formas de llegar al mismo sitio(y parece que a él le gusta mucho dar rodeos).

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  2. Después de la cara de "aquí no pasa nada" a nadie le apetecería ver la función. Nada nuevo bajo el sol.
    Un canto de ballena. :)

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  3. Por eso es TAN necesario el silencio :)

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gota a gota se enrasa el matraz