domingo, noviembre 14

Me llamaban Mike, el Solitario

“-Me llamaban Mike el Solitario. Hoy ese calificativo me suena a la peor de las desgracias pero en su tiempo hacía que la gente me nombrara desde el respeto y que yo le mirara por encima del hombro. Yo era un hombre independiente, maduro, seguro de sí mismo, no le temía a nada y no había nada que yo no pudiera conseguir, no necesitaba la ayuda de nadie y por ello siempre iba solo. El solitario… En aquella época sólo pensar en echar a perder mi reputación a cambio de una mínima compañía me producía náuseas. Yo, Mike el Solitario, el hombre que todo lo puede y a nadie necesita nunca dejaría de ser quien era: Mike el Solitario. Tal vez por la obviedad de mi nombre o tal vez por ser claramente inferiores, durante la época en la que aquél terrible apodo seguía a mi nombre nadie trató jamás de acercarse a mí. Y para mí era mucho mejor, ¿sabes? Porque así podía seguir siendo quien era sin necesidad de esforzarme. De modo que continué siendo Mike el Solitario durante mucho tiempo más, y en ningún momento me arrepentí de ello porque como ya sabes nunca he necesitado la compañía de nadie para ser feliz, ni para conseguir lo que me propongo. Pero todo eso cambió cuando te conocí. Ya sabes que yo siempre he estado orgulloso de ser quien era, Mike el Solitario, y que nunca entró en mis planes dejar de serlo porque no me hacía falta compañía para ser feliz. Pero ahora no soy capaz de imaginar cuán terrible puede ser mi vida si algún día tú me faltas y yo dejo de ser Miguel, el hombre que tiene un amigo, y me convierto de nuevo en ese horrible Mike el Solitario. Porque antes era un hombre maduro e independiente, ¿sabes? No me hacía falta nadie para conseguir lo que me proponía, pero ahora siento que si no te tengo cerca no podré ni siquiera levantarme de este banco y emprender la vuelta a casa, ¿sabes? Por que en otros tiempos la soledad me hacía fuerte, pero hoy pienso en ella y siento un inmenso miedo que me pesa aquí, en la garganta. Por suerte tú estás aquí y yo nunca volveré a ser Mike, el Solitario, ese hombre que se engañaba a sí mismo para que su soledad no le volviera loco ni ese desgraciado al que le temblaban las piernas cuando hablaba cara a cara con una mujer. Ese fantasma ya ha desaparecido, la gente ya no me respeta ni me tiene miedo y yo ya no les miro por encima del hombro porque si hay algo que temo en este mundo es que vuelvan aquellos tiempos en los que yo era Mike, el desgraciado. Por suerte tu estás aquí, conmigo, y sé que nunca te vas a ir aunque ya no ladres. Aunque ya no saltes sobre mi regazo cuando me siento en el sofá ni muevas el rabo alegre cuando llego a casa. Aunque tenga que sacarte a pasear a rastras porque ya no quieres andar más, y no tengas ya ojos, y te salgan a veces gusanos por la nariz. Aunque haya gente que se lleve un pañuelo a la boca cuando pasamos por su lado porque no soporta tu olor, y me llamen loco porque dicen que ya no eres un perro. ¿Sabes?, la gente cambia, y no por eso yo voy a dejar de quererte. Porque yo antes era Mike el Solitario, pero ahora prefiero un millón de veces que me llamen Miguelillo el Loco antes de verme de nuevo rodeado por tan insoportable soledad…”

3 comentarios:

  1. cualquier nombre.. menos el de soledad
    la muy cobardica siempre queria estar a mi lado.. como si nada..

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  3. A veces la soledad depende de un gesto, de un giro, un pestañeo... hay un hilo casi impalpable entre el uno sin nadie y el resto del mundo.
    Un beso.

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gota a gota se enrasa el matraz